La agilidad puede verse como una estrategia de negocio, una estrategia empresarial a través de la cual las empresas pueden mejorar, mantener y desarrollar su ventaja competitiva en el mercado.
Esta definición es importante porque implica que cuando una empresa decide o evalúa transformarse para adoptar la agilidad, debería definir ¿cuál es el problema de negocio que espera resolver?, ¿que esperaría que suceda si se resuelve ese problema? o en otras palabras ¿qué resultados de negocio o beneficios espera conseguir que no puede lograr con otros enfoques?, ¿qué significa valor de negocio o cómo medirlo en términos de resultados?, ¿cuáles son las definiciones de éxito del desarrollo de un producto a partir de la definición de valor de negocio o impacto en los resultados de negocio que se quiere lograr? Partir de una definición clara de porque se busca la agilidad a nivel de empresa ayuda enfocar el esfuerzo para mejorar el valor de negocio cuando se resuelve el problema en cuestión.
La agilidad empresarial es importante para lograr la innovación de productos, reducción de los riesgos de negocios, la ganancia de la capacidad de ser adaptable, flexible para responder a los cambios del entorno y maximizar la entrega de valor a los clientes y a la empresa,
Scrum es el marco ideal para lograr la agilidad empresarial. Al usar Scrum no solamente se usa un marco sino se que se impulsa una transformación ágil que se sostiene en el empirismo.
Los diferentes cambios sociales, políticos, económicos, tecnológicos entre otros convergen a crear un entorno de profundos cambios en períodos cortos de tiempo. Si pensamos en como será el entorno en cinco, diez o más años, es probable que solamente veamos cambios en el futuro. Las empresas deben mirar a la agilidad seriamente con mayor importancia como una forma que ayuda a mantenerse vigente en el mercado. La agilidad no es solamente un enfoque de desarrollo de productos, es una forma de gestionar organizaciones de forma empírica.
Algunos puntos de referencias para adoptar la agilidad:
- ¿Cuál es el problema de negocio que tratamos de resolver?
- A quien, quienes, o que productos incluir inicialmente en el proceso de transformación. El análisis de ventajas, riesgos y viabilidad de productos y servicios es necesario para darle sentido al cambio y enfocar el esfuerzo.
- Evaluar los resultados de la agilidad desde la perspectiva del negocio y la entrega de valor como punto de partida. La capacidad de respuesta al cambio debe servir para resolver mejorar la ventaja compeititiva, los objetivos deben ser planteados como hipotesis.
- Abandonar la cultura de toma de decisiones centralizada, medición de avances en base a planes largos y reemplazarla por equipos empoderados con delegación de toma de decisiones y medición del impacto en los clientes que puedan adaptar el plan para lograr los objetivos. Además, aprovechar las oportunidades de negocio con gestión de presupuestos adaptativos.
- Encontrar a través de la experimentación nuevas propuestas de valor para mantener el liderazgo en el mercado.
- Fomentar la agilidad desde la intención del propósito y el sentido de urgencia. Esto hará más fácil para las personas tener el compromiso de cambio y el entendimiento de la agilidad. Ser ágiles o usar Scrum no es el objetivo. El objetivo es sostener y mejorar la entrega de valor.
- Reemplazar el liderazgo de control por el liderazgo de servicio que ayude a crecer a las personas. Buscar a toda costa la retención de los empleados. Es difícil para una empresa maximizar la entrega de valor si constantemente tiene que volver a empezar porque lo rotación de empleados es alta. La rotación de empleados es extremamente costosa, además de desmotivaste para quienes viven ese proceso frecuentemente.
- La adopción de la agilidad no es un paseo por el parque, pero tampoco es un incendio que hay que apagar todos los días. Mientras se mantenga la dirección y se trabaja en los cambios, el viaje de transformación puede convertirse en un proceso de aprendizaje valioso si adoptamos una actitud de curiosidad y aceptamos con coraje lo que aprendemos para cambiar de dirección resultando en un ambiente cultural apropiado, tolerante y sostenido para el cambio.